Fue alrededor de los 18 años cuando tuve mi primer contacto con el crecimiento personal y la espiritualidad. Ya antes siempre había sentido en mi interior una necesidad de búsqueda constante de algo más de lo que podía percibir con mis ojos y mis sentidos físicos, tampoco nada extremadamente especial, pero si lo suficiente para entender cuál era el sentido de mi vida, porqué había venido a esta tierra y porqué las cosas eran como eran y no de otra manera. Porqué había nacido donde había nacido, y en el seno de la familia que lo había hecho.
Es por eso que para mí, el hecho de buscar algo más que diera cierto sentido a mi vida humana se convirtió en una obsesión, a veces placentera, pero a veces dolorosa al sentir que no avanzaba en mi búsqueda y que al contrario cada vez me sentía más confusa. Tuve mis altos y bajos, con épocas muy motivada en mi búsqueda, otras dejando esa búsqueda en stand by pero no renunciando en realidad a ella, dejándola a un lado, cerquita, en modo fácilmente recuperable para continuar cuando hubiera recuperado fuerzas, y ya por último, en el tramo más reciente de mi vida, en el que llegué a la saturación y confusión absoluta. Me quise dar un descanso consciente, y esto me llevó a una gran apatía, no me apetecía hacer nada, ya que sentía que cualquier cosa suponía demasiado esfuerzo para lo poco que me compensaba. Esto pudiera parecer malo, pero en realidad creo que en mi caso era necesario pasar por ese momento para darme cuenta de ciertas cosas.
No sabría decirte el momento exacto en el que esa apatía se aligeró, o quizás cambió de forma natural después de varias reflexiones y la ayuda de una terapeuta, pero algo cambió y creció en mi interior, la idea de que el momento que me tocaba vivir ahora pasaba más por aceptar mi presente, no resignarme, si no aceptarlo y darle algo de vidilla si eso es lo que me apetecía y lo que necesitaba. Después de 6 años trabajando en una empresa, la vez que más tiempo he estado, me decidí a cambiar de empresa, que no de trabajo en realidad, un paso cuya mayor mejora fuera el cambio en sí mismo, mover la energía para coger algo de impulso y avanzar.
Todavía es pronto para decir si ha funcionado o no, este cambio fue hace 16 días, pero desde que me decidí a hacer este cambio, hace ya un par de meses, he sentido mi propia apertura a experimentar la vida más intensamente, con lo bueno y con lo malo, y cosas buenas y cosas malas han aparecido, no te engañaré, cosas malas también, pero si te abres a la vida también te abres a eso, porqué de todo se aprende. La vida no está ahí para ser vivida si no que la vamos creando conforme vamos experimentando, vamos creando vida con cada paso que damos, con cada experiencia nueva nos abrimos a experiencias futuras frente a las cuales deberemos decidir cuales nos apetece vivir y cuáles no, tú eliges, bueno, en realidad no todo se elige, hay experiencias que vienen que no se eligen, pero que precisamente por estar fuera de nuestro campo de elección, debemos aceptarlas, vivirlas, y aprender de ellas lo que toque, sin más.
Nadie tiene que decirnos qué camino tomar, o si tomarlo rápido o lento, cada cual que haga lo que sienta, yo decido experimentar la vida según vaya sintiendo también, y en ese experimentar de la vida simplemente me planteo elegir que experiencias me apetecen vivir hoy en día, que cosas quiero aprender en mi presente, más que buscar mi propósito último en esta vida, quizás mi propósito sea simplemente ese, tratar de experimentar según me apetezca o necesite, y atreverte un poco más a probar cosas nuevas para mí.
Este fin de semana sin ir más lejos estuve en un taller de voz, un taller en el cual aprendías a liberar tu voz genuina, y descubrías tu voz. Siempre me ha llamado la atención lo de cantar, y a veces busco canciones en internet y trato de cantar la canción, consiguiendo a veces resultados bastante aceptables para estar cantando sin público, en mi casa, delante de la pantalla del ordenador, o como mucho crispando un poco a mi pareja o a algún vecino que guste del silencio. Me decidí a hacer el taller, me lancé, como os dije la energía del cambio me tiene abocada a experimentar ciertas cosas. Salí de mi zona de confort, y esperaba poder al menos cantar una de mis canciones ensayadas en casa con una cierta entonación. El hecho es que al principio todo fue bien, de hecho más que bien, descubrí en mí una voz bastante poderosa, algo que me sorprendió. Pasó así todo el sábado y la mañana del domingo, con una voz recién descubierta por mí y no lo negaré, con muy poco manejo sobre ella. El domingo por la tarde no me quise arriesgar y me preparé una canción que me sabía bastante bien, al menos para entonar decentemente y la empecé a cantar. Al minuto me despisté y perdí el hilo de la canción a lo cual el profesor aprovechó para decirme que mi voz era más poderosa, que debía esforzarme más, y me indicó como cantar de una manera determinada a la cual no estaba acostumbrada. Me costó pillarle el tranquillo, y aunque he de reconocer que esta nueva forma de cantar me hizo sentirme poderosa, también tuve la sensación de que algo no me permitía mantener la energía y que gritaba más que cantaba.
Una vez ya en mi casa, me sentí algo inquieta e insegura con lo que había pasado, lo cual empeoró cuando escuché la grabación de mi “actuación” que me pasó una compañera de taller. Tuve una sensación de tristeza y de vergüenza que me llevó a un estado de decepción de mi misma. Pasaron las horas y poco a poco fue comprendiendo que haberme expuesto, que haberme atrevido a cantar según las indicaciones del profesor aún sin saber muy bien cómo, arriesgándome a que no sonara como yo creía que debía sonar a pesar de haber otras personas delante, enfrentar mi miedo al ridículo y a probar algo por primera vez sin saber cómo iba a salir, en realidad, a pesar de la frustración inicial, había sido un gran paso adelante. Había enfrentado uno de esos miedos irracionales que nos bloquean, el miedo a hacer el ridículo, a demostrar que no sabía, uno de esos miedos a hacer ciertas cosas que en realidad si las hacemos mejor o peor no van a suponer graves consecuencias en realidad, que como mucho haremos el ridículo, o que tendremos que volver a empezar de nuevo.
Comprendo ahora que el aprendizaje obliga a pasar por eso, si quiero aprender a cantar de cierta manera debo asumir que al principio seguramente no lo haré bien, pero que no pasa nada. Puede parecer obvio, pero en realidad me he dado cuenta de que para mí no lo es tanto ya que normalmente no me arriesgo a hacer cosas si no tengo la certeza de que el resultado será aceptable, y así lo único que consigo es privarme de hacer muchas cosas de las que podría disfrutar y quién sabe si encontrar algo más. Y también comprendo que detrás del miedo posiblemente esté la experiencia que te va a aportar el aprendizaje que necesitas en ese momento preciso.
Lo que voy vislumbrando paso a paso es que mi momento actual es más de experimentar que de buscar, de aprender con lo que elija y con lo que venga. A partir de ahora encuentro algo en cada paso que doy, en cada experiencia que vivo, sea elegida o no, y ese algo que encuentro confío en que es lo que tenía que encontrar, ni más, ni menos.
Aprovecho para recomendar a todas las personas que sientan que tienen la necesidad de descubrir su voz a través de su liberación y disfrutar de ella que se apunten a alguno de los talleres de Voz Viva que imparte Olivier. Para mí ha sido un paso más a enfrentar mis miedos, a abrir frente a mí nuevas oportunidades de aprendizaje y de autoconocimiento. Para ti puede ser simplemente redescubrir tu voz, tú elijes.
Gracias por leerme y si quieres dejar un comentario será bienvenido, me gustaría saber cuál es tu momento.
Un abrazo!
Pilarinprogress